Hoy las series incluyen nuevas características que hacen que
estemos en presencia de un nuevo paradigma. No son las mismas series que se
veían antes como MacGyver, El Zorro, Los Simpsons o Star Trek, que mantenían los
personajes y cierta lógica argumental entre capítulos pero no había continuidad,
empezaba con un problema que generaba una cadena de situaciones pero para el
final del capítulo todo volvía a la normalidad, todo seguía igual. Era todo un
evento el famoso “capitulo doble”, que a veces presenciábamos en un final de
temporada y se disfrutaban mucho. Y si te lo perdías, más vale que tu videocasetera
de VHS lo haya grabado así después podías disfrutarlo.
Hoy acercándose a la línea argumental del cine, las series
cuentan a lo largo de varias temporadas una misma historia con una un mismo
hilo conductor, dónde los personajes van cambiando, las relaciones entre ellos
mutan e incluso ya aparece la posibilidad de que se mueran (otra novedad, véase
Game of Thrones o The Walking Dead por nombrar unos ejemplos).
A su vez tenemos mejores producciones, se está inyectando
más dinero, han mejorado los guiones de manera considerable, las direcciones y
montajes de escenas no tienen nada que envidiarle a Hollywood en originalidad y
calidad (han empezado a emigrar directores de cine a series como Woody Allen), se han sumado actores de gran talla como
Kevin Spacey en House of Cards o Sean Bean en Game of Thrones.
Pero, nada de esto sería lo que sería si no fuera por
Internet (sí, así en mayúscula) y las plataformas de streaming como Netflix,
Hulu o Amazon por nombrar las más conocidas. Acá es dónde pongo el acento en
nuevo paradigma.
Netflix el primero de febrero del 2013 subió a su plataforma
todos los capítulos de la primera temporada de House of Cards juntos. Esto es
un antes y un después en el modo de ver series señores y señoras y están en
todo su derecho! La entrega semanal era debido a las restricciones terrenales de
la televisión, pero hoy cada vez más gente ve series en Internet, y no existe
tal impedimento para esperar.
Damos la bienvenida a una nueva palabrita a nuestro léxico: El
binger, Binge-watching o también llamado según Wikipedia (en inglés) binge-viewing.
Hoy muy poco difundida pero quien escribe estima que alcanzara su popularidad,
el Binge-watching según mi libre traducción sería como darse una “Panzada” de
series o Atracón de series. Ahora el espectador, libre de las restricciones de
otras plataformas primitivas, puede devorar hasta la fatiga, de manera
continuada, muchos capítulos seguidos. En Netflix termina un capitulo y ya pone
a cargar el siguiente con unos pocos segundos de espera.
Todas estas condiciones dan La tormenta perfecta.
Pero no todo es color de rosa, estos trae consecuencias. Al
tener “series-películas” de mayor duración, mejor guion, mejores actuaciones,
tenemos por otro lado más “adicción”, más dificultad de parar de ver (una más y
me voy a dormir como si fuera un vaso más de vino o un cigarro más) y a su vez,
en el recorrido de las temporadas uno comienza a generar mayor empatía y
conexión con los personajes de ficción y al momento de una tragedia hay efectos
en la psiquis humana.
Pongo como ejemplo la reacción de la gente frente al capítulo
de Game of Thrones “Red Wedding” (no hay spoilers)
O quien podría olvidar la intensidad de la escena de Lost “Not
penny's boat” (nuevamente me cuido de los spoilers)
Esto no pasaba antes.
Hay pocos estudios realizados hasta el momento pero ya
podemos encontrar las series tomadas como una adicción, como indica un estudio
de Neuromarketing Labs (link de la nota en español: http://www.marketingdirecto.com/actualidad/marketing/un-estudio-de-neuromarketing-lo-confirma-breaking-bad-y-otras-series-de-tv-provocan-adiccion/)
dónde se han encontrado que las series populares “pueden llegar a originar
síntomas físicos de adicción en el espectador”. En la nota adjuntada, también,
se detallan los síntomas muy similares a los que aparecen en un estado de abstinencia,
cuando el espectador es privado de su serie favorita. Probablemente este nuevo
concepto del “Binger” posea alguna de estas características aunque aún no hay
una comparación al mismo nivel que una droga fuerte.
Otro componente son los aparentes duelos, algo menos
estudiado. A los largo de varias temporadas es de esperar que el espectador
incremente el grado de identificación con uno o varios de los personajes de su
serie favorita, una especie de encariñamiento que se va desarrollando. ¿Qué
ocurre cuando hay una muerte violenta de este personaje? Recurso que
encontramos cada vez de manera más seguida en algunas series, el público
primero queda en un estado de shock y luego viene una elaboración, un trabajo
para incorporar la idea de que ese personaje ficticio no está más. Similares síntomas
se han visto cuando finaliza una serie. Aclaro desde luego que no puede
compararse con la elaboración de un duelo de una persona real. Hasta el
momento, en mi consultorio por lo menos, ningún paciente ha venido a hablar del
fallecimiento de algún personaje de alguna serie.
Algo positivo agregaría a la elaboración de duelos, es que
las series al ser ya un fenómeno masivo, y acá me gustaría mencionar Lost como
La serie que marca una bisagra en cuanto a fenómeno global cultural, que
permitió el acercamiento de cualquier hijo de vecino o Doña Rosa a las series y
salir del marco geek o nerd en el cual un poco enfrascada estaba antes, y ahora
uno puede hablar de la perdida de tal personaje con el compañero de trabajo,
amigo, novia o amante. Recuerdo luego de ver el final de Lost ir en el subte
charlando con un colega y se nos unieron dos pasajeros más en nuestras
disertaciones por tres estaciones por lo menos.
Una última cosa a tener en cuenta, hay que cambiar de
nominación “series televisivas” debido a que ahora las series no pertenecen más
sólo a la televisión, hoy podemos encontrarlas en el campo de la Internet
también. A su vez que hay series como Breaking Bad o How I Met you Mother que cuentan con páginas de Internet o libros que se suman a la experiencia de la serie, propongo el nombre de “Narrativa hipermedia”. Las cosas se han complejizado, no nos quedemos atrás.
Lic. Francisco J. Piagentini