Argentina, 2016
Aún hay mucho por hacer…
Durante una entrevista
informal con estudiantes de la escuela de periodismo TEA, el cantante Gustavo
Cordera, hablando sobre las denuncias de abusos sexuales que tenían algunos
colegas, dijo: “Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque
son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”
Decir esto, en una
sociedad cada vez más sensibilizada que lucha desde hace años contra el
machismo imperante, la cosificación de la mujer y la prevención de femicidios,
es haber perdido la cordura. El repudio masivo no se hizo esperar y la falta de
autocrítica y no dar el brazo a torcer, empeoran aún más la situación.
Nosotros construimos nuestra
realidad desde el lenguaje, desde nuestras expresiones, desde nuestros modos de
hacer, pensar y sentir. Hoy lo dijo alguien “famoso”, pero no es más que el
emergente de una sociedad. No olvidemos que además de ser un individuo, es una
muestra del modo de pensar de una parte de la población masculina de la región.
¿Dónde está la mujer
que decide? ¿El deseo femenino? ¿La otra? ¿Sus tiempos?
¿Cómo concientizar al
hombre de que la mujer es una persona? ¿Qué educación tuvo? ¿Qué le enseñaron
los padres, la escuela, la televisión, amigos, maestros, jefes? ¿Por qué no
pide disculpas? ¿Acaso un macho no se retracta?
El género hombre/mujer es
una construcción cultural. Cordera con lo que dice, hace y siente revela una
construcción muy difundida: “las mujeres son cosas para ser violadas ya que son
reprimidas sexuales dominadas por la culpa, y, los hombres machos estamos para
enseñarles lo que es el sexo y además no nos retractamos”
La batalla cultural
contra los discursos, solidarios al patriarcado, deben empezar a ser
desactivados en uno. Cada vez que aparece un prejuicio sobre género, tanto de
hombre como mujer, hay que estar atentos a cuestionarlos. Lo importante en no
dejar de hacerse preguntas sobre el modo que construimos nuestra realidad.
¿Hace cuantas
generaciones vendremos repitiendo estas creencias? Y más importante aún ¿Cómo
hacemos para dejar de repetirlas y no enseñar esto a nuestros hijos?
Lic. Francisco J. Piagentini
Lic. Francisco J. Piagentini