domingo, 14 de julio de 2013

Veo Veo



Otra mirada al mito de Narciso


Narcisco De Michelangelo Caravaggio
TAT, o mejor conocido como Test de Apercepción Temática, ideado por Murray (Henry, no Bill) es un test proyectivo que se utiliza como el Rorschach, invitando a la persona que lo toma imagine una historia a partir de la exposición de varias láminas (31 láminas en total que se seleccionan según género). La lámina que dispara el presente escrito es la lámina 09 para mujeres (lámina que no puedo poner por cuestiones profesionales) dónde una mujer joven con una revista y una cartera en su mano mira desde detrás de un árbol a otra mujer joven en vestido de fiesta que corre a los largo de una playa. La docente que dictaba la clase dijo: “si la persona que le toman el test ve reflejo en esta lámina, osea una misma persona dos veces en vez de dos personas distintas, seguramente esa persona sea narcisista”. Siempre me intrigo el tema del narcisismo, pero más específicamente la moraleja del mito.

Narcissus Pseudonarcissus
En la mitología griega había un tal Narciso, niño remilgado de bondadosa belleza que se la pasaba rechazando jovencitas. Al nacer le preguntaron al sabio Tiresias si el pequeño tendría larga vida, éste contesto: “Sí, siempre y cuando nunca se conozca a sí mismo”. Paradójico ya que los helénicos solían promover el “Conócete a ti mismo” del templo de Apolo en Delfos (si, también aparece en The Matrix (1999) como temet nosce en latín). Un buen día el muchacho (varía según la fuente) se encuentra en un estanque su imagen especular, de la cual sucede un “jubiloso ajetreo” quedando absorto frente a la misma. En algunas versiones cae al estanque al querer besarse dónde muere ahogado, en otras queda inmóvil hasta fallecer. En el lugar dónde muere/cae, luego creció una flor que hoy conocemos como Narciso. ¿Acaso conocerse a sí mismo fue el fin de Narciso?

 Vamos con un poco de psicoanálisis, Freud utiliza el término en 1914 en su trabajo “Introducción al narcisismo”. Aquí describe dos narcisismos, uno primario que consiste, y lo digo en lenguaje coloquial, en que el infante es su propio objeto de amor, y otro secundario, que permite que se estructure una nueva acción psíquica, el Yo real y definitivo (esto es importante estructuralmente), que es lo que permite la elección de objeto en el mundo exterior (maduración llamémosle). Es parte de la conformación de todo aparato psíquico “normal”. Aclaro que se resume a fines prácticos, sin dejar de ser correcto lo escrito supra. Hoy en día se utiliza el termino más generalmente para designar personas con mucho amor propio, por ese motivo este tipo de personalidad podría en un test, ver, en vez de dos personas, ver la misma dos veces. Solo existe él. Hubo un proceso particular de un narcisismo al otro, donde quedo algo más de libido en su propio ser. 
 Vamos a invitar a Lacan a que se sume a esta discusión, veamos su escrito sobre el “Estadio del espejo” (1935). Es cuando el infante se encuentra y se identifica con su imagen en el espejo, en los primeros momentos de vida. Hay un júbilo en un principio como muestra el video:


Lacan agrega:
“…el estadio del espejo es un drama cuyo empuje interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación; y que para el sujeto, presa de la ilusión de la identificación espacial, maquina las fantasías que se sucederán desde una imagen fragmentada del cuerpo hasta una forma que llamaremos ortopédica de su totaIidad…” 
Estadio como formador de la función del Yo (una nueva acción psíquica). El narcisismo sería la captación amorosa del sujeto por esta imagen, pero es dramática y atolondrada la apropiación de esa imagen especular y tiene un costo, Lacan dice: 
“Este momento en que termina el estadio del espejo inaugura, por la identificación con la imago del semejante y el drama de los celos primordiales (…), la dialéctica que desde entonces liga al yo [je] con situaciones socialmente elaboradas.”
Crecer, conocer y apropiarnos de nuestra propia imagen, nos enfrenta al mundo y sus peligros. Salimos de nosotros.

Cosme Fulanito, Doppelganger de Homero Simpson
El Spock malo es el de barba
Volvemos con la moraleja del mito de Narciso, una advertencia a aquellos que se aman/conocen demasiado, lo que me remitió a algo común en ficciones y leyendas para intentar buscar una respuesta, el Doppelgänger: vocablo de origen alemán que se utiliza para definir el doble de una persona viva, véase también lo que se conoce como gemelo malvado, que, no suele haber justificación genética del parentesco (no debería ser gemelo por definición). Desde la mitología y folclore de muchas culturas hasta las referencias de series televisivas como Star Trek, How I meet you mother, Los simpsons y también películas como El cisne negro, The One o Army of darkness. Literatura, comics y videojuegos, en toda creación humana aparece alguna vez un idéntico. En el caso del Doppelgänger es uno que amenaza, un opuesto, un reverso de uno mismo que parece salir del otro lado del espejo.

Entonces, el reconocimiento de uno mismo en una imagen especular, por ende según el mito, el conocimiento de uno mismo, vuelvo a preguntar, ¿Llevaría acaso a la muerte?

Cisne Negro
Narciso probablemente muere sin encontrar la respuesta. Capturado por su misma imagen que termina siendo su verdugo, ya sea por ahogo o estoicismo, podemos intuir que al no salir del estanque se quedó sosteniendo la pregunta. Suele interpretarse al mito como que la vanidad lo mató, pero olvidan las palabras de Tiresias, vivirá “Sí, siempre y cuando nunca se conozca a sí mismo”. Pudo haber tenido miedo de lo que le esperaba fuera de ese estanque. Tal vez no salió porque uno no puede llegar a conocerse a sí mismo completamente, como el ombligo de los sueños freudianos, aquello que no puede ser interpretado.

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